También vinieron mujeres sabias.
el fuego ardía en su seno
mucho antes de ver
la estrella luciente
en el cielo.
Caminaban en la oscuridad
fiándose de que el camino
se iluminara
a luz la de la luna.
También vinieron mujeres sabias,
sin preguntar la dirección,
ni tener permiso
de ningún de rey.
Vinieron por su propia autoridad,
su propio deseo,
su propio anhelo.
Vinieron en silencio,
sin rumores,
sin provocar miedo
que terminara con
la matanza de inocentes.
También vinieron mujeres sabias
y trajeron
regalos útiles:
agua que limpia,
fuego que ilumina,
una manta que envuelve.
También vinieron mujeres sabias,
por lo menos tres de ellas
para ayudar a María a dar a luz.
Cuando gemía
con dolores de parto
susurraban bendiciones antiguas
en su oído.
También vinieron mujeres sabias
y se marcharon por otro camino
igual que lo hacen siempre
las mujeres sabias.
En esta época del año y en todos los
los momentos importantes de nuestra vida
que veamos a las mujeres sabias
que vienen trayéndonos
tus dones.
Vestidas sin llamar la atención,
pero están allí
al borde de la sombra,
en el límite de nuestro tiempo,
en el umbral de la conciencia,
Y nos ofrecen lo que más necesitamos.
Danos ojos para verlas ahora
antes de que se marchen
por otro camino,
antes de que vislumbremos la sombra de su marcha,
sombra bordeada de oro,
antes de que sintamos el perfume de aromas
en el aire tras ellas.
Jan Richardson